SUMMERTIME (y II)

Escrito por Miguel Benavent de B. Comments

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Con los años he aprendido a ver el verano como otra cosa. Un escenario más para reecontrarme conmigo mismo y ser consciente de todo aquello que me rodea. La Naturaleza, que en mi niñez pasaba desapercibida y que ahra me conecta con lo que soy y con aquellas leyes poco humanas pero universales que nos rigen, nos guste o no. El cambio permanente, la riqueza de cada minúsculo detalle aparentemente insignificante que tiene su pleno sentido, la fluidez y la elasticidad, la ausencia de formas rectas y previsibles, la magia sutil y oculta a los ojos, el valor irrecuperable de cada minúsculo instante en nuestra vida…

Todo eso que, queramos o no, conforma el sentido de nuestra vida, a cada instante que compartimos con nosotros mismos o con seres queridos, en algún lugar remoto o cercano que nos acoge en nuestro tiempo libre. Eso es para mí el verano hoy y, creo, que para siempre. Teimpo para estar atento y disfrutar de lo que llega sin reloj y sin agenda, como lo hace en realidad nuestra vida, aunque nos obstinemos en lo contrario. Tiempo para concentrarnos en lo esencial y despreciar lo accesorio de nuestra vida ordinaria que nos esclaviza, cada día. Horas por delante para reecontrarte con tu música, esa que despierta las emociona y nos apacigua el Alma, donde quiera que suene. Momentos irrepetibles con los amigos y seres queridos, charlando sobre todo o sobre la nada, hasta el amanecer, sin darte cuenta.

Como dice el tango hablando de la noche “tiempo cuando el músculo duerme y la ambición descansa” para disfrutar del largo y caluroso día y de la serena velada, bajo las estrellas… soñando que nos gustaría vivir así cada día y para siempre! Pero, como todo en la vida, nace y muere, vive pasando, aunque en esta mágica noche de hoy, el solsticio de verano que nos recuerda que a veces el día se hace más corto que la noche, como los buenos momentos podemos alargarlos y hacer más cortos los que no son tan buenos… Y sobre todo para también recordar que no es tan importante lo que se vive, sino cómo se vive… desde dentro!